Es la de cuentacuentos una ocupación que me parece preciosa, sentarse frente a un montón de niños y educarlos entreteniéndolos con narraciones fantásticas, de otros tiempos, de otros mundos, de otros personajes, humanos o no… creo que poco se agradece al adulto que invierte su tiempo y su amor en una tarea tan hermosa y generosa como esta.
Ahora bien, vamos con mi reflexión, ¿y yo? ¿me cuento cuentos? Y si es así, ¿qué cuentos me cuento?
¿Me cuento quizá la historia de que no tengo tiempo, que tengo mucho trabajo, que las faenas diarias me impiden dedicar un rato a OA? Me estoy olvidando entonces que sí, cierto, OA me necesita a mí, pero yo necesito a OA mucho más, pues en ello va mi recuperación y mi salud, y olvido que contándome eso, no recuerdo que debo hacer de la honestidad mi bandera.
Quizá me cuento la historia de que lo he intentado varias veces, pero no consigo que mi abstinencia sea fuerte y duradera como yo quisiera, lo que yo considero un fracaso me aturde, me abruma y al final me aburre, me alejo de mi Poder Superior y del programa, no tengo en cuenta que el hecho de que yo cometa errores no hace de mí un error y que he de proponerme levantarme una vez más y volverlo a intentar hasta conseguirlo, me olvido entonces de que contándome eso, no recuerdo que debo hacer de la paciencia y la perseverancia mis banderas.
¿Acaso me estoy contando la historia de que yo no creo, que nunca podré tener un Poder Superior porque no tengo creencias religiosas por lo que este programa y OA no son para mí? Paso entonces por alto que este programa no es religioso, es espiritual y cada cual define su poder superior de la misma forma que define su forma de trabajar o su plan de comidas, me olvido de que la libertad que me da el dejar de comer compulsivamente se aplica a cualquier aspecto de mi trabajo del programa, y me olvido de que contándome eso, no recuerdo que debo hacer de la libertad mi bandera.
Si me estoy contando historias como estas o parecidas a estas, si ellas me han alejado de mi trabajo del programa, una vez más voy a darme una oportunidad y voy a tomar esa mano que me tienden, ese paso doce interno que viene en mi ayuda, voy a atender a esas voces de compañeras y compañeros que me dicen que no estoy solo/a, que están aquí para mí y que con mucho amor me repiten
Bienvenido/a de nuevo a OA, bienvenido/a a casa.
A doce de octubre de dos mil veinticuatro
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