ABIERTO o CERRADO, es igual a decir VIDA o MUERTE, es la diferencia que hay al encontrar un grupo de recuperación de Comedores Compulsivos Anónimos abierto a todos los que deseen dejar de comer compulsivamente, o cerrado a cualquier persona que necesite ayuda.
Llegué a Comedores Compulsivos Anónimos – OA, en Noviembre de 1999, tenía 52 años, y por MIEDO no di este paso hacia la vida seis años antes cuando llamé por primera vez, tuvieron que pasar estos años de más amargura, más resentimiento, más culpabilidad, más peso, más vida ingobernable.
Por suerte cuando por pura desesperación superé este miedo llegué a la puerta de un grupo a 20 kilómetros de mi domicilio habitual, y allí encontré a dos mujeres que sonrientes me dieron la bienvenida, yo arrastrando una depresión que me mantenía con una tristeza constante me quedé sorprendida, hablaban de mala relación con la comida y que se estaban recuperando, de que era una enfermedad crónica pero que se podía parar de 24 horas en 24 horas, naturalmente me quedé, y así durante más de quince años viajando cada semana, en contra de la opinión de mi esposo e incomprendida por personas cercanas a mí.
En el año 2006 con otro compañero abrimos grupo en nuestra ciudad, no fue fácil pero lo hicimos, información pública, reuniones de trabajo, y un grupo de 4 o 5 personas, yo no dejé de asistir a mis grupos 20 km. Lejos, porque necesitaba todo el soporte que me ofrecían, hice servicio en varias posiciones de cargo, y durante un tiempo dejé el grupo de mi ciudad, hasta que me enteré que estaba a punto de cerrarse por falta de asistencia y persona que se hiciera cargo, y volví a este grupo para mantener la puerta abierta y durante meses me senté sola enfrente la mesa, con toda la literatura delante y sin nadie con quien hablar o compartir, leía el Solo por Hoy u otras lecturas, aprovechaba para escribir y para hablar con mi Poder Superior.
Finalmente asistieron varias personas que parecía se iban a quedar, pero después de un corto período nos quedamos solo dos personas, una recién llegada y yo.
Esta persona ya me advirtió que ella no utilizaría las herramientas de leer o escribir, pero que continuaría viniendo a la reunión, así que de palabra tuve que transmitirle de lo que trataba el programa, y tuvo recuperación física a la vez que yo mantenía el peso perdido, así durante un año, hasta que por motivos de trabajo incompatible con el horario de la reunión tuvo que dejar el grupo y volví a quedarme sola otra vez durante meses.
Hace cuatro años me operaron de cáncer de mama, tuve que dejar los servicios y mis reuniones mientras estaba convaleciente y con el primer tratamiento de choque, pero nuestro Poder Superior no nos abandona, unas compañeras hicieron durante varias semanas el viaje de los 20 kilómetros para abrir la sala de reuniones, así cuando tuve cierta recuperación volví y encontré la puerta abierta, y nunca agradeceré lo suficiente la ayuda de estas compañeras que luego volvieron a sus reuniones originales y casi me quedé sola otra vez, había compañeras que venían pero no eran constantes en su asistencia.
Por fin llegó una mujer joven con mucho sobrepeso y buscando ayuda, nos quedamos solas las dos durante mucho tiempo, perdió más de 40 kg., pero lo más importante, a ella le cambió la vida, tal como me había cambiado a mí, no se trataba del peso perdido, se trataba de vivir en paz y serenidad, de dejar atrás los miedos, las culpas, el odio, los resentimientos, y llenar nuestros corazones de AMOR Y GRATITUD por encontrar las puertas ABIERTAS de las salas de Comedores Compulsivos Anónimos.
GRACIAS compañeros/as que lo habéis hecho posible, GRACIAS a mi PODER SUPERIOR que me ha concedido perseverancia/constancia para seguir viniendo a pesar de las dificultades de la vida, GRACIAS porque estoy viva y puedo compartir y dispuesta a ayudar de la misma forma que me ayudaron a mí, con el corazón lleno de agradecimiento es lo mínimo que puedo hacer.
GRACIAS A TODOS/AS POR ESTAR AHÍ
Mercè CCA en recuperación
2019