La primera vez que supe de OA, miré en su página web y leí los títulos de los 12 pasos, me dije: esto no es para mi. Esto ya me lo sé: paso 2 y 3 = Dios, paso 4 = examen de conciencia, paso 5 = confesión, paso 6 = propósito de enmienda, paso 8= dolor de los pecados, paso 9= penitencia, paso 11= oración, paso 12= apostolado. Todo me sonaba a cristianismo. Yo fui a un colegio católico, conozco bien la religión y ya en mi juventud la rechacé. ¿Para qué iba a ir a un grupo cristiano? Yo ya sabía lo había allí.

 

Dos años después y totalmente desesperado fui a mi primera reunión. Buff, empezaron rezando, justo lo que me temía. Sin embargo lo que escuché no me pareció una reunión de un grupo católico como las que yo había vivido en mi niñez. Allí nadie habló de pecado. Allí se habló de enfermedad.

 

Luego me encontré con el paso uno. El paso uno me había pasado desapercibido la primera vez que los leí porque no tenía equivalencia en mi idea preconcebida de que era un programa cristiano. Y el paso uno es lo más original y el cimiento del programa. El paso lo ilumina todo y cambia el significado que yo inicialmente había dado a los pasos. El Dios del paso 2 y 3 ya no era el Ser justiciero al que rendir cuentas sino aquel que me ayudaba y ni siquiera tenía que ser Dios. El paso 4 no era examen de conciencia sino exploración de las heridas de mi enfermedad, ya no había culpa, ni dolor de los pecados sino aceptación sanación y recuperación. Mi prejuicio desapareció con el paso uno.

 

El programa tampoco es un método de autoayuda. Ningún programa de autoayuda empieza diciendo: estás derrotado y tu no puedes. Este concepto es tan sorprendente y tan original que tuve que leerlo varias veces para creer que lo que estaba entendiendo era realmente lo que ponía. Y en el fondo yo sabía que aquello era verdad. Es un paso fácil de entender pero muy difícil de aceptar. Y lo mejor es que el final. ¿Y ahora qué?. Si estoy derrotado y no yo no puedo. ¿Qué hago?

Esa pregunta es la que llevó directamente al resto de los pasos. Como el primer capítulo de una buena serie. Te obliga a ver la serie entera.

El paso uno es el impulsor del programa. Al hacerlo me obligó a hacer el resto.

 

Por eso es mi paso preferido.