Recordando antes que nada que: ésta es la abstinencia “que puedo” y no “la que quiero”, que es la que me ha permitido trabajar los pasos a fondo y con entusiasmo, la misma que ha logrado que la comida pase a ocupar un segundo plano en mis pensamientos después de casi 30 años de ser el centro de mi vida. Que no es una dieta sino como me gustaría comer por el resto de mi vida. ¡Qué regalo!
Sin abstinencia:
     Larguísimos momentos de amnesia (hay meses o períodos más largos que hoy no recuerdo), momentos de ausencia de mi propia vida y de la de mi familia. Anestesia temporal de los sentimientos: cuando se acaba el efecto vuelve el sufrimiento y necesito otra dosis de comida para volver a estar anestesiada. Ceguera.
     Maltrato verbal, mental y físico (aunque sea leve) hacia mí misma y los demás. Mi descontrol me parece algo normal. Dramatismo. Mentiras y ocultación (hasta de mí misma: autoengaño). Tapo con comida.
     Se activan todos los mecanismos de defensa, echo la culpa a todos y me eximo a mí misma de la responsabilidad. Pienso y razono mal, inmadurez y capricho. Todos y todo tienen que cumplir mis expectativas fantasiosas y eso no sucede. Frustración permanente. Creo tener la razón y aun así no logro que me entiendan. Soledad: no hay con quien pueda compartir esto que me pasa y siento. Nadie me entiende. No sé muy bien qué siento. No sé lo que quiero. La insatisfacción, el mal humor y el enojo fácil se vuelven habituales. Si los demás se ríen, seguro es de mí. Victimismo y dolor.
     Apatía, dejadez y desidia. Falta de cuidado, auto desprecio. Desenganche de mi cuerpo y mi sexualidad. Aislamiento de mi piel para adentro, como un caparazón, no sale nada ni entra nada. Nadie se ocupa de mí (ni yo misma) y tampoco puedo hacerme cargo de nadie. Egocentrismo y egoísmo. Creo y quiero controlar muchas cosas y mi peso se dispara, me pongo de los nervios con toda facilidad y pierdo los estribos hasta con los más inocentes, que terminan pagando las consecuencias. Culpa. No me gusta como soy, no quiero ni verme al espejo, no soy esa que está allí.
     Tomar decisiones me resulta complicadísimo, me abrumo fácilmente, postergo hasta lo más simple y me paralizo. Inseguridad. Estoy abrumada y el árbol no me deja ver el bosque. Dependencia: sin la voz y la mirada del otro no puedo hacer nada, no tengo motivo ni empuje, no tengo deseos propios. Incoherencia interna. Infelicidad.
     Nada sale como quiero. Voy a la deriva en la vida. Las cosas “me” ocurren, no dependen de mí. Visión negativa de la vida, bajas expectativas, pesimismo. Desesperanza, frustración y resentimiento permanente.
     … pensaba que vivía bien porque tenía trabajo, familia, casa, coche, vacaciones y un buen pasar. No había deseo.
Con abstinencia:
     Aceptación. Por primera vez no hay una cortina de comida que me impide ver, me veo como soy: visión realista de mí misma, defectos y virtudes. Honestidad y humildad. Autovaloración adulta. Con los ojos abiertos: consciencia de mí misma y de la realidad que me rodea, me guste o no.
    Responsabilidad.  No tengo que modificar todo lo que me rodea ni a los demás, sólo puedo elegir qué cosas quisiera cambiar de mí misma. No tengo que hacerme cargo de todo, dejo la omnipotencia porque es una carga muy pesada y no es mía. Alivio. Asumo la responsabilidad de mi vida, mis actos, mis pensamientos y voy desarmando los mecanismos de defensa que se han vuelto mi muleta, ya no los quiero ni necesito. Tengo la posibilidad de hacer cosas por mí misma, paso a paso.
    Autoestima. Aparecen los sentimientos y después de mucho tiempo vuelvo a estar en contacto conmigo misma.
Empiezo a sentir coherencia entre quien soy y lo que hago, pienso y siento, ya no son cosas disociadas para agradar a los demás. Autocuidado. Auto aceptación: me empiezo a agradar y querer. El espejo me devuelve mi imagen.
Asumir la responsabilidad de mí misma me da auto respeto. Me siento una persona más digna.
     Serenidad. Estoy más enfocada, tengo más claridad mental. Tomar decisiones se vuelve paulatinamente más sencillo. Paro, respiro y pienso. Razono y dejo de lado la fantasía. Puedo detectar los pensamientos que me hacen mal, los juicios, los miedos, aceptarlos y dejarlos ir. No los necesito. Puedo equivocarme y aceptar mis fallos, se puede pedir perdón y volver a empezar, aprendo y sumo experiencia.
Crece de a poco la confianza y la autoestima. Voy haciendo cambios para mejorar: vuelvo a aprender y vuelvo a pensar.
     Agradecimiento. Visión positiva: aprecio las pequeñas y grandes cosas. Interés por la vida, por los demás, por las cosas que me hacen sentir plena, por el amor. Comparto. Puedo empezar a aceptar al prójimo como alguien separado de mí con sus propios deseos, vivencias, pensamientos y conductas. Puedo respetar y valorar las diferencias.
Deseo de hacer por mí y mi vida, ansias de una vida mejor, proyectos y esperanza de un futuro mejor. Las promesas se cumplen.
Alegría. Liviandad. Motivación. Esperanza.
     Es posible vivir bien.DESEO
Por qué cuido mi Abstinencia?
Es un REGALO increíble.
Porque me devuelve la cordura y me permite estar presente y despierta en mí, protagonista activa de mi vida.
Gracias a ella veo la realidad como es y no como quisiera.
Porque me permite VIVIR y no sobrevivir.
Porque me conecta con el DESEO.
Porque me empiezo a convertir en la persona con la que quiero estar.
Porque gracias a ella me entero de quién soy en realidad y a ser coherente conmigo misma. Y esto me hace FELIZ.
Porque me da Serenidad, algo que antes no sabía ni que existiera.
Es la diferencia entre la LUZ y la oscuridad (y ya no quiero eso).
Mi KIT de Emergencia
Leer si es necesario ANTES DE COMER
Si estoy en un momento de debilidad, flaqueo o se me olvida absolutamente todo lo anterior por mi enfermedad, empiezo por recordarme esto en este orden:
Soy comedora compulsiva
Llegué a OA en un estado de desesperación total (después de 1 año de haber averiguado dónde estaban) cuando sentí que ya no podía más, que no podía controlar ni un bocado y que hasta llorando por querer parar seguía comiendo sin parar. Estaba aterrada de no poder detenerme y que mi cuerpo no podría aguantar mucho más a este ritmo. Impotencia total. Revivir la sensación lo más fielmente posible (me resulta imposible seguir compulsiva después de esto).
Primero, segundo, postre. Nada en el medio. Cantidad de comidas por día. Sólo por hoy.
Parar, qué me pasa, cómo me siento y qué cosas estoy pensando (conecto conmigo) y lo entrego (conecto con el PS). Alivio.
Conectar con otros (OA)
Ver el medio vaso lleno.
ACTITUD – AGRADECER