Si la enfermedad me lleva lentamente a la muerte, vivir en recuperación es avanzar hacia la vida. Para mi abstinencia es vida. La abstinencia es el principio de la recuperación, un trabajo personal para recuperar una mejor calidad de vida, un dia a la vez.
Cuando llegue a OA, era incapaz de hacer muchas cosas, huía de ciertas situaciones por miedo a la comida y por miedo a la gente. Con el tiempo y el trabajo de los pasos, estoy recuperando facetas de mi vida, que ahora puedo hacer de manera sana y abstinente. Donde antes comía compulsivamente a cada paso, ahora la fe y el programa me mantienen lejos de autodestruime con la comida. Era incapaz por ejemplo de jugar juegos de mesa con amigos, por que picoteaban, y yo no podía parar. Ahora, tras un tiempo de programa y no participar en las tardes de juegos, he podido retomar la actividad y puedo participar y estar centrado en el juego, e ignorar la comida que ponen en la mesa. No es para mi, ni siquiera la deseo.
Sobre la recuperación física, para mi es mucho más que perder peso. Es calidad de vida, salud y bienestar diario. Yo podría haber muerto por mi compulsión por la comida, por su exceso o por su defecto. Ya hace tiempo que no voy al hospital por mi autodestructiva manera de comer. Esto se ha estabilizado gracias a entregar mi peso a un poder superior, y a la herramienta del plan de comidas. Ahora tengo una relación con la comida más sana y estable. No lo he logrado solo por arte de magia; es un regalo al que he llegado con la ayuda de los grupos y el trabajo de los doce pasos de recuperación.
El programa me ha salvado la vida. Este es un tiempo regalado que yo invierto en ayudar a otros a salir de la enfermedad. Vivo sirviendo, por que servir me hace sentirme útil y digno. El servicio salva vidas. No solo la mía. Cuando hago servicio, siento que ayudo a otros a recuperarse. Las herramientas del programa, y el servicio, no me pesan. Hago lo que tengo que hacer, trabajo los pasos, hago servicio, y el resto del tiempo, tengo una vida. Es el peaje que pago por estar vivo. Es un pequeño precio a pagar por mantenerme cuerdo, y lejos de recaer en mi adicción fatal a la comida.
Vivir en recuperación significa que asumo que tengo una enfermedad que trata de destruirme todos los días, pero que si hago lo que debo, recibo un indulto diario. Si tomo mi medicina de programa (lecturas, llamadas telefónicas, reuniones) ese día la enfermedad se detiene. Personas con otras enfermedades las aceptan y viven con ello, haciendo lo que tienen que hacer por que no hay otra salida. Igual que diabéticos o celiacos, acepto mi compulsión por la comida, vivo con ella diariamente, y hago lo que tengo que hacer para que mi comida esté en su sitio y no destruyéndome. Para mi abstinencia es vida.