Conozco demasiado bien la sensación de vivir para comer. Antes vivía solamente para comer, estaba llena de frustración, miedo y odio a mí misma y a los demás. Ahora como de una manera sana, mantengo un peso saludable sin esfuerzo, disfruto de mi vida y trabajo para mejorar en los aspectos de mi carácter, que me hacían infeliz.

No tengo ninguna duda que este cambio se debe a mi recuperación en OA.
¿Y a quién le debo mi recuperación en OA? A mucha gente.

Alguien puso el cartel informativo que vi, alguien atendió el teléfono cuando llamé. Alguien alquiló el local de las reuniones y alguien lo abrió el día que vine por primera vez. Alguien me dio la bienvenida y alguien se ofreció ser mi madrina. Alguien recaudó fondos para alquilar el local y pagar los carteles y el teléfono. Alguien tradujo el libro de los doce pasos y los folletos. Alguien se ocupó de imprimirlos.

Todas estas personas han contribuido a que mi vida haya cambiado por completo y que ya no tenga que vivir para comer. ¿Cómo puedo agradecérselo, cómo puedo pagar el favor que me han hecho? La séptima tradición me dice, que para sentirme libre debo ser responsable de cubrir mis necesidades y no aceptar favores a cambio de nada.

Sigo necesitando a OA y sé, que si yo no contribuyo con mi servicio, OA desaparecerá. Tengo varias razones para hacer servicio, pero la más poderosa es que el servicio beneficia a mi propia recuperación.

Antes buscaba autoestima y felicidad desesperadamente, intentando ser mejor que nadie en todos los aspectos y sobre todo, demostrárselo a los demás. De ahí los sentimientos de frustración y odio. En aquel momento, lo único que sabía hacer para afrontarlos, era anestesiarme con la comida; eso me llevó a vivir para comer. Ahora sé, que nada mejora tanto mi autoestima como sentirme útil y pagar mis deudas. Amarme a mí misma me hace más feliz y más independiente de las opiniones de los demás.

Cuando hago servicio a veces me encuentro con situaciones que me superan. Si cuento con la ayuda de mi Poder Superior, me enfrento a algunos retos, que antes nunca me atrevería. Supero mis miedos y tengo mucha más confianza en mi capacidad, noto que las promesas de OA se están cumpliendo.

Antes de venir OA, cuando hacían falta voluntarios para cualquier cosa siempre pensé: “alguien lo hará”. Ahora sé, que ese “alguien” soy yo. Puedo elegir: vivir para comer o vivir para ser útil. Gracias por a todos por ofrecerme la oportunidad de elegir.