El irrefrenable deseo de comer no se me calma yendo a la tienda.

Todo lo más me abre la espita para volver a tener el mismo irrefrenable deseo de comer pasado un tiempo.

Si, cuando atravieso ese irrefrenable deseo de comer, como ahora, como en este preciso momento, a veces creo que bah, que no importa, que solo por una pequeña cosita no pasa nada y de esa manera comienzo a autoengañarme.

Otras veces, el irrefrenable deseo de comer me va asaltando intermitentemente, por etapas, pienso: ¡Jo…!  Ahora me comería un bombón, total eso no puede ser compulsión, yo nunca he deseado bombones… y lo aparco…

Pero al día siguiente me vuelve apetecer, y otro día, y otro. Entonces pienso intrigada, mosqueada y dubitativa, sobre todo dubitativa: pues esto quizás sea compulsión.

Sé que otras personas no tendrían tantas dudas. Pero yo con mi compulsión soy así. Me asalta en forma de irrefrenable deseo de comer… , lo que sea.

Vale, no he  comido el bombón, entonces me apetece otra cosa, y luego otra, como ahora, que lleva toda la tarde, – siesta incluida -, asaltándome el irrefrenable deseo de comer.

Llega el momento que me tengo que rendir a la evidencia y dudas a parte tengo que elegir entre sucumbir a la compulsión y no seguir el irrefrenable deseo de comer…  ¿Cómo lo hago?

Usando las herramientas del programa de Comedores Compulsivos Anónimos.

Por ejemplo, puedo llamar a la madrina, pero en realidad no quiero, porque la compulsión es más seductora, puedo usar otras herramientas, y al final me he decidido por hacer esto, esto que estoy haciendo ahora:

Utilizo la herramienta de la escritura, y sí me está aliviando, voy a salir a la calle y no me voy a comprar, ni un dulce, ni un bollo, ni nada. Cuando menos eso espero.  Porque el irrefrenable deseo de comer se me ha atenuado.

Y si vuelvo a tenerlo, si un irrefrenable deseo de comer me vuelve asaltar me acordaré que el programa de Comedores Compulsivos Anónimos me está funcionando. Buscaré en la literatura del programa, usaré una o más herramientas, pediré ayuda, haré lo que yo pueda para que se detenga ese irrefrenable deseo de comer, consciente de que el programa me está ayudando.